Los humanos somos seres sociales, lo dice la Ciencia y nos lo recuerdan todos los días con sus leyes los eternos poseedores de las verdades absolutas. Pero a diferencia de otras especies como hormigas o abejas, el individuo de nuestra especie aprovecha cualquier oportunidad para buscar espacios de soledad en los que evadirse de su realidad cotidiana. Cuando encuentra uno lo disfruta efímeramente y luego se pasa el resto del tiempo añorándolo.
Yo, que no dejo de ser otro ladrillo en el muro, también tengo algún paraíso perdido.
Yo, que no dejo de ser otro ladrillo en el muro, también tengo algún paraíso perdido.