Dos, ocho,…
Dos, ocho, tres,.. ¡No!
Dos, cinco, dos,… ¡Tampoco! No consigo recordar el número, mi memoria es un desastre.
A ver, era un dos, un cinco, y… ¡Nada, imposible!
Lo siento, tenía una fabulosa historia que contar. Estaba relacionada con un número y con un día de playa pero soy incapaz de acordarme del dichoso numerito.
La contaré en otra ocasión.