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miércoles, 2 de junio de 2010

Aparcamiento de camiones

Salí y la puerta de cristal se cerró tras de mi. Fuera estaba poniéndose el sol y comenzaba a bajar la temperatura.
Caminé rodeando la tienda de la gasolinera encaminándome hacia el coche. Tenia prisa por retomar el viaje porque no me gusta conducir de noche, no me gusta conducir de día, en realidad no me gusta conducir ¡y aún quedan más de doscientos kilómetros!
Cuando me disponía a abandonar el aparcamiento me llamó la atención la soledad de aquel inmenso espacio, rota únicamente por dos camiones que, uno junto al otro, se disponían a pasar la noche en aquel lugar. Yo dormiré en mi casa esta noche, tengo mas suerte que ellos.
Pensé entonces en los camioneros, esas personas que pasan tanto tiempo fuera de su hogar en la soledad de la cabina.
Supongo que algunos disfrutaran con ello y habrá otros que no.
También habrá quien tenga buenas razones para volver y quien tenga su brújula orientada a la línea continua de la carretera con dirección: lo mas lejos posible.