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lunes, 21 de marzo de 2011

Bronca diaria.

Todos los días lo mismo, en uno de los acuarios tres tigres sumatranos se enfrentan a un labeo bicolor disputándose una pequeña pradera de glossostigma que hay en la parte central.

El Labeo tiene demarcado su territorio que incluye la roca de la derecha y el espacio que queda entre esta y el cristal del fondo. Los sumatranos también tienen su territorio, que comprende la zona izquierda del acuario en la que hay un bosquecillo de limnophilas..

Pero esa zona central es “territorio de nadie”. Unos días ganan unos y otros días gana el otro, pero ninguno de ellos es capaz de mantener la posesión. A todo esto, el resto de habitantes acuáticos observa las disputas con indiferencia, la guerra no va con ellos.

A veces, olvidando sus costumbres nocturnas, hace acto de presencia el Ancistrus, lento, parsimonioso y seguro. Cuando esto sucede todos los demás se apartan y le dejan “pacer” tranquilamente tanto en la pradera como en el bosquecillo e incluso cerca de la roca. No es grande ni de aspecto temible, pero nadie osa importunarle, ni los pendencieros tigres ni el agresivo labeo.

Todos esperan nerviosos a que termine con las algas del fondo y se marche a su refugio. Él se toma su tiempo, se para, rebusca entre las plantas y finalmente desaparece tras el follaje .En ese momento  se acabó la paz, vuelven las disputas y las persecuciones entre los eternos competidores.

Es un acuario, pero me recuerda algunos escenarios humanos.



sábado, 12 de marzo de 2011

Lo que hace el aburrimiento



34, 35… los números se suceden lentamente en el cuentakilómetros al tiempo que crece mi apatía ¡Menos mal que acabo de salir!
En alguna ocasión he dicho que no me gusta conducir, pues bien, lo ratifico: no me gusta conducir.

78, 79… Ni siquiera los rítmicos banjos y violines de la música Bluegrass que escucho consiguen sacarme el sopor de encima.

96, 97… ¡Pero bueno! ¿Quién se cree ese tío que es? ¡Lo menos va a 180! Claro que este de delante tampoco le va a la zaga en temeridad, ¡menuda tortuga!

112, 113… Me pregunto si vivirá alguien en lo alto de aquella montaña. Esa casa tan aislada debe ser insegura, aunque por la noche deben verse millones de estrellas desde allí.

160,161… ¡lo que faltaba, ahora se pone a llover! Voy a parar un momento en la próxima gasolinera, necesito estirar las piernas.

225, 226…hace un rato que en el cuadro ha aparecido una lucecita que no me inspira ninguna confianza. Es una línea en zig-zag que aparece y desaparece intermitentemente.
Ahora que lo pienso hace bastante que llevé el coche al taller por última vez, de modo que seguramente sea algún filtro o cualquier otra bobada de esas. El lunes se lo llevo sin falta a Mariano.

240, 241… último tramo, ahora por carreteras locales. Aunque parezca mentira me gustan más que las autopistas. Raro que me estoy volviendo.

256, 257… Veo que el río lleva bastante agua y que el campo esta verde, de modo que mañana saldré pronto y haré algunos apuntes con las acuarelas. A ver si alguno me queda aceptable y lo cuelgo en el blog.

260… Fin de trayecto.

¡Por cierto!, a la mañana siguiente me quedé dormido y no salí a pintar, de modo que no se que imagen poner en este post.