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martes, 17 de mayo de 2011

El Puente de la Culebra.

Con el sol ya en declive llegó al Zarzón. Quiso cruzar el Meaques por el puente estrecho, pero una voz grave salió de entre las espesas sombras y le obligó a detenerse.


-¡Alto!, ¿Quién va?

-Yo, Juan.

-¿Y qué quieres Juan?

-Atravesar el puente.

-¿Por qué razón? Es absurdo puesto que más arriba no hay caudal y más abajo hay otros puentes más anchos y cómodos. ¿Por qué necesariamente has de cruzar por encima de mi interrumpiendo la paz que tenía hasta hace un momento?

-Porque quiero dibujarte para exponerte en mi blog y desde tu parte sur hay un encuadre perfecto.

-¡Ah un retrato, bien! Pero, ¿Qué es eso de un “blog”?

-No te preocupes, cosas de esta época. Tu sólo preocupate de mantener encendidos los ladrillos de tus arcos y firmes los pretiles. Lo de los pinceles déjamelo a mí y respecto al blog... ya te lo explicaré.

Charlamos largo rato mientras se teñía el papel. Al terminar nos despedimos, no sin antes prometer que volveríamos a encontrarnos.

-Adiós Juan, hasta pronto. Por cierto, muy interesante eso de Internet, ¡vaya con los tiempos modernos!

Adiós Francesco, y gracias por esta maravilla arquitectónica.

sábado, 30 de abril de 2011

La montaña blanca.

Retiró muy despacio la maleza y se asomó con cuidado para no ser visto. Allí estaba, tal y como le había dicho Maley, un enorme y blanco montón de… ¿de qué? ¿Qué sería aquella montaña blanca que estaba al lado de la cabaña? Jamás en sus siete años había visto algo así.

Tendría que conformarse con imaginar su contenido porque era absolutamente imposible acercarse sin ser visto por el guarda.
Pasaron varios días. Tras la escuela y sin fallar ni uno sólo se acercó a ver “la montaña blanca”. Preguntó a todo el que conocía, pero nadie supo satisfacer su curiosidad, era “un secreto”.

Un buen día el blanco enigma desapareció, pero Jazí nunca pudo olvidar el asunto.

Años mas tarde, ya graduado y siendo todo un ingeniero industrial tuvo que viajar al sur y hacer una inspección en unas salinas. Creyó entonces haber descubierto la solución al enigma de su niñez, pero no, aquello no era sal, aquello era...

Bueno, no lo diré para no estropear el final.

lunes, 25 de abril de 2011

Propósito de enmienda.


Estos días he pasado horas mirando las brasas de la chimenea. La incesante lluvia no me ha permitido hacer nada de lo que tenía pensado, de modo que he perdido todo el tiempo posible dormitando de un sofá a otro y fijándome en aquello que generalmente me pasa desapercibido.
 ¿Tiempo perdido? Sí, seguramente. Pero ese estado de sopor mantenido tiene curiosos efectos en los pensamientos. Sin querer hacer aquí una disquisición reflexiva sobre el sentido de nuestras vidas, es cierto que tener tiempo de sobra para pensar hace que se tuerza la realidad y se muestre diferente a nuestros ojos. Analizamos nuestro comportamiento diario en busca de aquello que hacemos mal, nos llenamos de propósitos de enmienda y  urge la realización de nuevos proyectos, de nuevas relaciones, de otra forma de comportamiento con nuestros seres queridos y con los no queridos.

Pero un buen día deja de llover y de nuevo sale el sol.

lunes, 4 de abril de 2011

Paseo dominical.

Desde el puente de madera el agua parece un espejo. El sol, interrumpido en algunos tramos por la sombra de los árboles, pugna por atravesar la superficie y llevar la luz y el calor hasta el fondo del pequeño estanque y en su interior la vida se adivina por las pequeñas burbujas que emergen rítmicamente.


Bonito tema para un apunte, de modo que busco el punto de vista mas adecuado, saco el bloc y las acuarelas y me pongo manos a la obra.

Unos trazos de lápiz aquí y allá y ya esta encajado, ahora a pintar.

Media hora y ya esta listo, no lo toco mas. El simpático viejecito que me ha estado ayudando con sus consejos también lo da por terminado, de modo que recojo el material y continúo el paseo.

Podría haber sido así, pero la verdad es que está pintado en casa a partir de una foto que hice aquel día del verano pasado.

¡Que ganas tengo de que llegue el buen tiempo!

lunes, 21 de marzo de 2011

Bronca diaria.

Todos los días lo mismo, en uno de los acuarios tres tigres sumatranos se enfrentan a un labeo bicolor disputándose una pequeña pradera de glossostigma que hay en la parte central.

El Labeo tiene demarcado su territorio que incluye la roca de la derecha y el espacio que queda entre esta y el cristal del fondo. Los sumatranos también tienen su territorio, que comprende la zona izquierda del acuario en la que hay un bosquecillo de limnophilas..

Pero esa zona central es “territorio de nadie”. Unos días ganan unos y otros días gana el otro, pero ninguno de ellos es capaz de mantener la posesión. A todo esto, el resto de habitantes acuáticos observa las disputas con indiferencia, la guerra no va con ellos.

A veces, olvidando sus costumbres nocturnas, hace acto de presencia el Ancistrus, lento, parsimonioso y seguro. Cuando esto sucede todos los demás se apartan y le dejan “pacer” tranquilamente tanto en la pradera como en el bosquecillo e incluso cerca de la roca. No es grande ni de aspecto temible, pero nadie osa importunarle, ni los pendencieros tigres ni el agresivo labeo.

Todos esperan nerviosos a que termine con las algas del fondo y se marche a su refugio. Él se toma su tiempo, se para, rebusca entre las plantas y finalmente desaparece tras el follaje .En ese momento  se acabó la paz, vuelven las disputas y las persecuciones entre los eternos competidores.

Es un acuario, pero me recuerda algunos escenarios humanos.



sábado, 12 de marzo de 2011

Lo que hace el aburrimiento



34, 35… los números se suceden lentamente en el cuentakilómetros al tiempo que crece mi apatía ¡Menos mal que acabo de salir!
En alguna ocasión he dicho que no me gusta conducir, pues bien, lo ratifico: no me gusta conducir.

78, 79… Ni siquiera los rítmicos banjos y violines de la música Bluegrass que escucho consiguen sacarme el sopor de encima.

96, 97… ¡Pero bueno! ¿Quién se cree ese tío que es? ¡Lo menos va a 180! Claro que este de delante tampoco le va a la zaga en temeridad, ¡menuda tortuga!

112, 113… Me pregunto si vivirá alguien en lo alto de aquella montaña. Esa casa tan aislada debe ser insegura, aunque por la noche deben verse millones de estrellas desde allí.

160,161… ¡lo que faltaba, ahora se pone a llover! Voy a parar un momento en la próxima gasolinera, necesito estirar las piernas.

225, 226…hace un rato que en el cuadro ha aparecido una lucecita que no me inspira ninguna confianza. Es una línea en zig-zag que aparece y desaparece intermitentemente.
Ahora que lo pienso hace bastante que llevé el coche al taller por última vez, de modo que seguramente sea algún filtro o cualquier otra bobada de esas. El lunes se lo llevo sin falta a Mariano.

240, 241… último tramo, ahora por carreteras locales. Aunque parezca mentira me gustan más que las autopistas. Raro que me estoy volviendo.

256, 257… Veo que el río lleva bastante agua y que el campo esta verde, de modo que mañana saldré pronto y haré algunos apuntes con las acuarelas. A ver si alguno me queda aceptable y lo cuelgo en el blog.

260… Fin de trayecto.

¡Por cierto!, a la mañana siguiente me quedé dormido y no salí a pintar, de modo que no se que imagen poner en este post.

domingo, 27 de febrero de 2011

Al cole.

La esperanza de vida del ser humano es de 80 ó 90 años aproximadamente. De ellos un ciudadano en una sociedad avanzada ocupa los primeros 23 ó 24 en aprender a desenvolverse en el mundo en que vive. Si realmente quiere conocerlo bien deberá emplear el resto de su vida y, aún así, no lo conseguirá completamente.


El ser humano ha creado un mundo tan complejo que ni él mismo entiende.
¡Al cole!, ¡Vamos que llegamos tarde!. ¡Hoy tengo el de mates!, ¡Pobrecito, si sólo son las seis de la mañana, tan pequeño!,¡No, la nota no me dio para medicina!, ¡Sí, sí, es un colegio carísimo!, ¡Lo de siempre, el inglés!,Por fin terminé y ¿ahora qué?...

Yo creía que era imposible, pero hace unos días escuché en la radio la noticia del avistamiento desde un helicóptero de una tribu hasta ahora desconocida en la selva del Amazonas. Al parecer y aunque parezca un milagro, viven en una región inexplorada por lo que nunca han podido tener contacto con nadie fuera de su territorio. Ello hace que su forma de vida sea de gran interés al no estar contaminada por el progreso.

El gran dilema que yo planteo es el siguiente:

¿Se debe establecer contacto con ellos y hacerles partícipes de nuestra sociedad avanzada o por el contrario debemos dejarles que sigan siendo felices?

lunes, 14 de febrero de 2011

Jugando a las canicas.


Mi turno.
A ver, a ver. Estoy bastante lejos, pero voy a intentar ir a por la de Miguel. Me gusta mucho más la “china” azul y amarilla de Pedro, pero no creo que pueda alcanzarla desde aquí.

-¡Miguel: a por la tuya!

Me miró con algo de indiferencia, esa canica no le importaba demasiado, era “normal”.

Clavé los ojos en la bola. Era roja y verde, de cristal y sí, era muy “normal”, pero si todo salía bien podría acercarme a la que realmente me interesaba, la de Pedro. El día anterior había ganado dos parecidas en el “triángulo”, pero esta era mucho más bonita y rara.

Estaba a tres pasos de mí y a un paso del “gua”, era perfecto. Apunté bien y lancé con el pulgar.

Allá va …

Mi bola describió una parábola y al bajar “atiné” de pleno. Un choque perfecto que mandó la bola de Miguel más allá de la raya. La mía se quedó “clavada” a tres cuartas. Fue muy fácil medir una y hacer “cholón”.

Ahora sólo me hace falta un poco de suerte y, desde aquí, acertar a la “china”. No está muy lejos y seguro que hoy la gano. Hace muchos días que estoy detrás de esa bola y ahora tengo la oportunidad.

¿Continuará? …

martes, 8 de febrero de 2011

Amanece

La ciudad se despierta, a regañadientes, pero lo hace. Miles de coches inundan calles y carreteras, miles de personas abarrotan los andenes del tren, del metro y de las paradas de autobús. El enorme monstruo se mueve desplegando una actividad frenética. Prisas, atascos, nervios ... ¡Como cualquier otro día!

Como cualquier otro día hoy se consumirán millones de metros cúbicos de agua. Los mercados abastecerán toneladas de alimentos. Hoy se arruinarán decenas de empresas y se enriquecerán otras tantas. Hoy morirán muchas personas y nacerán otras para compensar. Hoy se romperán ilusiones, nacerán nuevos amores, se reencontrarán padres e hijos. Hoy los políticos harán algunas actuaciones y dejarán de hacer otras.
En fin, hoy pasarán muchas cosas.

Mientras conduzco la radio me lo cuenta todo. Me informa de todo lo que está pasando, de lo que ha pasado y hasta de lo que va a pasar.
Agradezco de corazón que toda esa actividad diaria sea filtrada e interpretada por los gurús del saber y que pongan a mi disposición la información ya depurada y limpia para que yo pueda asimilarla fácilmente, de modo que:

A todos los comentaristas, tertulianos, visionarios y demás fauna: gracias por pensar por mí. Vosotros tutelais mis razonamientos y me preparáis cuando amanece para tener una opinión propia durante el resto del día.

lunes, 24 de enero de 2011

Historia sin final sorprendente.

Fumaba desesperadamente. Tiritaba, no por el viento helado que arremetía contra los que charlaban en la entrada del edificio, sino por las palabras que acababa de escuchar. Su cabeza daba vueltas. Afloraban sentimientos que iban y venían, pero sobre todo desolación, tiritaba de miedo y de desolación.

-“Desgraciadamente hemos de prescindir de sus servicios. Valoramos la encomiable labor realizada durante estos años en la empresa, así como su dedicación y eficiente trabajo, pero son tiempos difíciles y nos vemos obligados a reducir costes para evitar el cierre total”.

Una frase terrible, demoledora… fatal.

Miro la puerta de cristal, aquella que había atravesado cientos de veces y que ahora se le antojaba extraña. Luego recorrió con la vista la fachada del edificio hasta llegar a la doceava planta. Se detuvo en la ventana de cristal del que hasta hoy había sido su despacho. Luego apuró el cigarrillo, lo tiró al suelo y levantándose la solapa del abrigo se dirigió hacia el metro.

Durante unos instantes su silueta fue reconocible. Tenía una peculiar forma de andar, como a saltitos. Después… después se perdió entre la multitud y pasó a ser uno más.

martes, 11 de enero de 2011

I am... on it.



I follow your steps.I listen your insufficient explanations carefully.
I look at time and again your controlled and incomplete master classes.
I invent things that fail in your teachings, either because you think they are your "tricks" or because trade issues.
I'm still far, but I'm advancing and I will catch you up one these days.
That day I will also carry out a demonstration.
I will try that be more complete than yours, but not quite.
In fact, the investigator effort, that inevitably you force, is what differentiates the simple copy of the attainment of an own mark.
Thanks for “not to explain everything”.

En ello ando.
Sigo vuestros pasos. Escucho atentamente vuestras insuficientes explicaciones.
Miro una y otra vez vuestras controladas e incompletas clases magistrales.
Invento aquello que omitís en vuestras enseñanzas, bien porque creeis que son vuestros "trucos" o por
cuestiones comerciales.
Aún estoy lejos, pero avanzo y un diá os alcanzaré.
Ese día yo tambien haré un tutorial.
Intentaré que sea más completo que los vuestros, pero no del todo.
En el fondo, el esfuerzo investigador, que inevitablemente forzais, es lo que diferencia la mera copia de la creación de una marca propia.
Gracias por "no explicarlo todo".

sábado, 8 de enero de 2011

Salina San Vicente


En este nuestro mundo, frenético y alocado, los cambios se suceden vertiginosamente y casi no alcanzamos a asimilarlos. Por eso es sumamente gratificante visitar lugares en los que el tiempo parece ralentizarse y en los que las cosas cambian muy despacio o no cambian. Estoy en San Fernando, Cadiz, donde Manolo me cuenta la dinámica de obtención de la sal, los esteros, los cristalizadores,.. ¡El proceso no ha cambiado prácticamente nada desde los romanos! En sus palabras hay mucha experiencia y en sus ojos emoción al mirar el enorme montón blanco que hay frente a nosotros. Toda una vida dedicada a la sal.

Seguimos caminando y encontramos a dos operarios que recogen muy despacio la corteza superior ya solidificada de la que saldrá la flor de sal. Un proceso minucioso, lento y por supuesto manual.

La siguiente generación viene pisando fuerte con nuevas ideas: la sal de hielo, un magnífico restaurante, innovaciones culinarias... avances necesarios porque la competencia de la industria es dura y los procesos artesanales no están justamente valorados. Una pena.

Según cuenta Estrabon (III,5,11) los fenicios de Gadir intercambiaban plomo y estaño por sal con las Cassiterides. Sobrecoge pensar que estoy contemplando el mismo proceso en el mismo lugar en el que se producían esas transacciones varios milenios atrás.