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viernes, 9 de abril de 2010

Luchar contra el destino



Sobre la base de una basílica visigoda del siglo VII se erigió la ermita de la Concepción.
Ni el paso de los siglos ni la barbarie de las guerras pudieron con ella. Tuvo que ser la dejadez y el abandono de sus fieles lo que dieron con sus piedras en el suelo a finales del siglo pasado.
Consumida por la maleza se resistió a desaparecer. Sus arcos centrales lucharon contra la gravedad y su bóveda apretó contra sí los preciosos frescos medievales que la adornaban. Muchos decían que era una pena... pero la vida sigue. Afortunadamente esta historia tiene final feliz. La generosidad de unos y el deseo de otros hicieron el milagro: recuperar una figura del pasado que se negó a sucumbir a su destino. Actualmente esta totalmente reconstruida y es punto de referencia para los que hacen “trekking”. La acuarela muestra la ermita unos meses antes de su restauración.