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lunes, 3 de mayo de 2010

Zurich

Al terminar la jornada fuimos a dar un paseo por la orilla del lago. Hablamos de muchas cosas, entre ellas de las diferencias entre nuestros países.
Es envidiable la tranquilidad y los paisajes de los que disfrutáis aquí –dije – por no hablar del nivel de vida.
Efectivamente, pero en España tenéis algo que nosotros echamos mucho de menos, la luz del sol.
Aquí vivimos permanentemente cubiertos por una nube de dos kilómetros de grosor que tamiza y enmascara la claridad del cielo desvirtuando los colores y convirtiendo las sombras en manchas neblinosas y grises. Pocos días al año nos libramos de ella.
Giré la cabeza y miré a la otra orilla. Los bonitos barcos que habíamos observado al inicio del paseo eran ahora masas indefinidas que habían perdido todo su encanto. El agua devolvía reflejos apagados y en el horizonte no encontré ni una pizca de azul ultramar.
Ambos coincidimos en que es difícil tenerlo todo.